¿Tomatina? – ¡Ni hablar!

13 Sep

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Es cierto, con lo bien que saben los primeros tomates recién cogidos de la huerta, inevitablemente llega el día de la sobreproducción. Cuando estas bayas rojas viven su momento culmine, las recetas empiezan a agotarse, el estómago se rebela y el organismo corre peligro de sobredosis vitamínica. Pero de ahí a ¡¡¡armarla al estilo Buñol, echarlos a perder y luego tener que arrepentirse durante todo el invierno!!! Ni hablar. La tomatina «à la Sharíqua» más bien se parece a la Matanza Vegetal que se celebra en la aldea de Calabazares en la Sierra de Huelva. Todo un homenaje al fruto rojo originario de México, toda una fiesta alrededor de los productos de la huerta que al final del día acaban donde tradicionalmente lo han hecho desde siglos: embotellados.

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Y exactamente con esta técnica del envasado al vacío estos días también en Sharíqua estamos haciendo acopio. Que no se tiene superproducción o quizás ni siquiera una huerta? Qué más da. Ahora los «poma amoris» están en su mejor momento y encima más baratos que nunca. Así que a comprar, a pelarlos, meterlos en botes bien esterilizados y a sumergir durante una media hora en agua hirviendo. Y ya está: el verano en el bote.

Ah, y metiendo un poquito de albahaca fresca o una hoja de laurel en el bote, ya están aromatizados para que con un sólo chorrito de aceite de oliva (del Alto Palancia ;-)) se conviertan en un verdadero manjar – sobre todo cuando en invierno nos quieren vender bolas rojas, aguadas y sin sabor, por tomates. Vamos, nos ofrecen frutos casi tan sospechosos como los primeros tomates que llegaron a España por allá en el siglo XVI y que con ese rojo vivo y sus formas redondas a los europeos les parecían obra del diablo. Para poco más tarde ser llamados «pomo d’oro» o «manzanas del paraíso»…

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